La Trinidad es mi familia

Maestra Tecla tiene plena consciencia: «Es Jesús que vive en mí con el Padre y el Espíritu. Estar unida al Maestro Divino». Ya en octubre de 1951 anotaba: «La Trinidad es mi familia».

Guiada por el director espiritual, el beato Don Santiago Alberione, Maestra Tecla abre su vida al misterio de la inhabitación. Encontramos confirmación en sus anotaciones espirituales, cuando escribe:

Vivir la intimidad con el Maestro Divino: mente, voluntad, corazón y obras, sentidos, manos, pies, ojos, oídos, todo por Él y con Él. Llegar al «ya no soy yo quien vivo, es Jesús que vive en mí.

Desde 1950 ya no tendrá otros propósitos que el abandono pleno en el Señor. Su vida espiritual se simplifica y adquiere una dimensión trinitaria. Es ella quien nos lo revela:

¡La santidad! La quiero. Vivir la vida Trinitaria como María Santísima. Confianza en el Padre Celestial, amar al Hijo que vino a salvarme, confiar en la gracia del Espíritu Santo. El Padre Celestial está siempre cerca, dentro de mí, piensa en mí y provee a todo. Jesús está conmigo, el Espíritu Santo me santifica. Vivir la unión con las tres Divinas Personas.

La santidad, por tanto, se identifica así con la unión íntima con la Trinidad que la inhabita. Y ella parece vivir en esa Divina Presencia, como en la propia casa: «Pensar a menudo que la Santísima Trinidad está en mí. Adoración, unión, recogimiento y… acompañar a tan gran Huésped».

A esta unión familiar con la Trinidad, todo el ser de la Primera Maestra tiende hasta esconderse en ella, como la gota en el océano: «Dios mío, – escribe – que yo me esconda en ti, me pierda en ti, como la gota en el océano». Una unión que va hasta la inmolación, expresada en el ofrecimiento de su propia vida, en la fiesta de la Santísima Trinidad de 1961.

La aspiración a estar en la Trinidad; la gran nostalgia de lo Eterno, se traduce con un término a ella muy familiar: Paraíso. Es el «lugar » del premio, el «lugar estable, pero es sobre todo el lugar donde la comunión se hace plena: «estaremos siempre con el Señor».

En los últimos años se acrecienta cada vez más en ella el deseo de ser conformada a la voluntad de Dios y de estar en su gloria: «Quiero hacerme santa sólo para mayor gloria de Dios», «haciendo cada cosa sólo para agradar a Él». Se advierte que su vivir, es un vivir en el Espíritu Santo, que ella explica así:

Oh Santo Divino Espíritu, dame tu amor, tus dones. Quiero dejar que Tú trabajes en mí, no poner impedimentos a tu acción santificadora. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Las libretas de 1963, que contienen las notas espirituales escritas durante la enfermedad nos revelan una adhesión aún más profunda a la voluntad de Dios, que lleva a la unidad:

Todo recibo de ti, el bien y el mal, los sufrimientos físicos y morales. Estoy siempre unida a ti ahora y siempre (31.10.63).
Vivir la unidad de vida con Jesús Maestro (enero de 1963).
Imitar a san Pablo en su unión con el Maestro Divino: ¿Quién me separará de la caridad de Cristo? (24.1.1963).
Hoy, más intensidad de vida con Jesús Maestro.
Todo con Él: unidad (27.1.1963).
Señor, yo estoy dispuesta en todo a tu Santa Voluntad. No recuerdo, no se los nombres, me falta la respiración, todo lo hago por Ti, por amor… en penitencia. Por todas las necesidades de la Congregación, por el Papa, el Concilio, el Primer Maestro con toda la Familia Paulina.


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